Tristeza
en el barrio
Por
un buen muchacho
Que
nunca mató
Hoy
lo condenaron.
Su madre lloraba
No
podía pensar
Que
a su hijo tan bueno
Lo
llevaban al penal.
Besando
a su esposa
Entre
llanto y dolor
No
despiertes a los chicos
No
les digas que me voy.
No
le cuentes que ese juez
Con
alma de perro humano
Por
no tener yo dinero
Me
condenó a 30 años.
Por
no saber yo leer
Embarulló
mis papeles
Y
el canaya que hizo el crimen
Anda
suelto y yo en la cárcel.
Abrieron
la puerta
Con
3 campanadas
Parecía
que ese día
A
mi me enterraban.
Me
dieron la ropa
Un
número y un jarro
Se
reía el carcelero
Aquí
lavas tus pecados.
Los
días son largos
Igual
que mis noches
Espero
justicia
Y
que Dios me apoye.
A
veces se escucha
La
guitarra de un compañero
Canta
sus penas al viento
Le
contestan los jilgueros.
Acá
te olvidas de todo
Y
aprendes a madurar
Aprendes
a ser más hombre
Y
hasta aprendes a llorar.
El
preso que nunca quiso
Ni
siquiera ni a su madre
Difícil
es que no la olvide
Que
ni la sueñe y que no la llame.
Yo
tengo una compañía
Una
paloma muy blanca
Se
metió por mi ventana
Y
duerme junto a mi cama.
La
pureza de sus plumas
Me
da calor en mi almohada
Y
el aliento de su pico
Me
da el amor que me falta.
Por
la ventana muy chica
El
sol también me acompaña
Con
el trinar de los pájaros
Me
alegran un poco el alma.
Con
el correr de los años
Me
fui mirando mis manos
Las
arrugas fui palpando
Mis
cabellos están blancos.
Y
los días de visita
El
espera una señora
Una
viejita chiquita
Es
su madre que lo adora.
Y
ya cumplió la condena
Ya
llegó su libertad
La
calle se le hizo larga
Para
llegar al hogar.
Con
una bolsita al hombro
Su
corazón destrozado
Así
llegó hasta la puerta
De
su hogar tan arruinado.
Allí
estaba la viejita
Con
sus nietos adorados
Este
es tu padre, bésalo
Viene
de un camino largo.
¿Dónde
está mi compañera
Que
no vino a saludar?
Mamá
está en el campo santo
Allá
se fue a descansar.
Y
abrazados los tres juntos
Se
fueron al cementerio
Para
pedir a la madre
Que
los cuide desde el cielo.
Rosa García Ferro