EL
No
me mientas, no me engañes
Yo
se que andas con mi amigo
Que
tu vida es un hastío
Desde
que vivís conmigo.
Que
mis besos te han cansado
Cuando
te aprieto en mis brazos
Y cuando llega la noche
Sentís
tu vida un calvario.
Yo
se que te acordas de el
Y
de tus perras pasiones
Yo
se que vive en tu mente
Que
vivirá hasta en tu muerte.
Lo
conociste de niña
Y
conmigo te casaste
Por
qué me hiciste tanto mal
Si
ya no puedo arrancarte.
Igual
que la yerba mala
Cuando
crece entre los yuyos
Vos
te metiste en mi sangre
Y
destrozaste mi orgullo.
El
era mi mejor amigo
Y
vos de mi lo apartaste
Pusiste
una barrera
Con
una piedra intocable.
Y
mi nombre lo manchaste
Sin
piedad ninguna
Y
yo te adoraba, mujer
Como
a ninguna.
Yo
vivía ese tiempo
De
tu amor entero
Y
de tus caricias
Y
de corazón traicionero.
Con
orgullo y por la calle
Ibas
del brazo conmigo
Sin
poder ya maliciar
Que
eras mujer de mi amigo.
Y
ya no tiene remedio
La
amistad que nos unió
El
me contaba sus penas
Yo
le contaba mi amor.
Una
noche lo confirmé
Eso
fue todo un espanto
Yo
vi como lo besabas
Te
lo juro que me dio asco.
Y
mire para la cuna
De
mis tiernos angelitos
Y
pensé que no sos madre
Y
ya pensé yo en dejarte.
Para
qué seguir sufriendo
Lo
que no valía la pena
Él
era un ladrón de amores
Vos
una perra cualquiera.
Y
me alejé sin gritar
Sin
hacer una macana
Porque
no valía la pena
La
sangre que derramara.
Y
cerré mis ojos, pesaba
Te
veía en el altar
Nunca
pensé que un día
Llegaría
nuestro final.
Fue
como morir de a poco
Tus
besos, tu falsedad
Tu
traicionera belleza
Me
enredaste hasta el final.
Yo
trabajaba de noche
A
veces también de día
Vos
te quedabas muy sola
Y
hacías lo que querías.
A
mis hijos los llevé
Cuando
ya se hicieron grandes
Porque
no podían vivir
Con
esos dos miserables.
Después
intervino el juez
Llegó
la separación
Ella
lloraba de falsa
Y
yo lloraba mi amor.
Como
un pájaro herido
Que
se encuentra sin cariño
Como
un barco sin velero
Sin
timón y sin el dueño.
Así
me dejaste mujer perdida
Así
quedé desde tu partida
Y
te fuiste con mi amigo
Ni
pensaste lo que hacías.
Él
se cansó de vos
Y
te quedaste en la calle
Cuando
vos te arrepentiste
Ya
fue demasiado tarde.
Pasaron
los años
Y
en una estación
Encontré
a una vieja
Me
reconoció.
Yo
soy aquella mujer
Que
te abandonó
Y
me fui con tu amigo
Te
pido perdón.
Pero
yo la perdoné
Porque
son cosas de la vida
Pero
en mi hombría de hombre
Era
una mujer perdida.
Ahora
estoy solo
Solo
con la vejez
Y
me siento en cualquier plaza
Y
te quiero igual que ayer.
Y
me voy cabizbajo
Sin
decir adiós
Y
con 4 tragos
Se
me ahoga un lagrimón.
Y
lo espero a Dios para que me lleve
Que
venga la muerte
No
quiero pensar
Ya
no quiero verte.
Poetiza Rosa García
Hola Super-Abuela, siempre que te leo me sorprendes un poco mas, genial amiga.
ResponderEliminarEn mi blog te he dejado un regalito.
Un abrazo.
http://sucinapoetasyderivados.blogspot.com.es/
Mari Carmen , yo te quiero a la distancia, a pesar que no nos conocemos, y te siento como amiga. Quisiera hacerte el mejor de los poemas dedicado al cariño que me tenés.
ResponderEliminarAdemás, yo también soy de raza española y me gustan mucho las películas de Paco Martínez Soria.
Te quiero mucho Mari Carmen.
Un abrazo y un beso con mi corazón.
Rosa
Abuela, no se cuál es tu mejor obra, si estos poemas llenos de pureza y candidez, o el amor que forjaste en esos nietos que te veneran tanto. Yo también tuve, que digo tuve, tengo una abuela, que aunque se haya mudado al barrio de allá arriba, está tan presente como siempre, y me dejó estampada su vida y su obra de tal forma, que algún día, en su homenaje, saldré de la pereza y la convertiré en novela.Un beso enorme desde las playas más lindas.
ResponderEliminarLas de Miramar, donde nuestros hijos crecen y los padres no envejecemos.
Guille
Guillermo, a pesar que no me conoces pude leer el cariño en tus palabras, y te agradezco porque podés ser mi nieto. Yo soy una abuela que aunque esté allá en la eternidad voy a querer a mis hijos y a mis nietos.
ResponderEliminarMe encanto tu mensaje y te mando un beso muy tierno.
Gracias por las bellas palabras...
La Abuela Rosa