La Abuela tiene 85 años y escribe poemas desde hace más de 40, contando solo con 3 años de escuela.
Hace un año cumplió su gran sueño de editar un libro con algunos de sus tantos poemas. Y hoy, gracias a la ayuda de su familia los comparte por este medio con todos los apasionados de la poesía.
Gracias por los comentarios, para ella son un mimo en el corazón!


domingo, 5 de agosto de 2012

EL EMIGRANTE

Campo abierto que divide
Un alambre, una tranquera
Con farolito a lo lejos
La perrada que te espera.

Adentro de ese ranchito
Habitan dos emigrantes
Que llegaron de la Italia
De la guerra y tanta hambre.

Con la mirada en la América
Mientras caminaba el barco
Con el ansia de sembrar
Y de tener una arado.

La viejita es pintoresca
Siempre se viste a la usanza
Con un rodete trenzado
Y pollera bataraza.

El viejito con su pipa
Pensando siempre en su Italia
En la mama que ha dejado
La montaña y sus hermanos.

El sueña con ese día
De subir de nuevo al barco
De ver a su viejecita
Y de estrecharla en su brazos.

Su padre le dio un reloj
Antes de subir al barco
Con el nombre del nono
Con el mes y con el año.

Para él una reliquia
No se movió de su lado
Hasta de viejo lo acompañó
Y le dio suerte en el campo.

Parece que lo ve al nono
Cuando en su cinto lo llevaba
Cuando lo alzaba en los brazos
Y con los pies lo tocaba.

La viejita que va y viene
Porque ya está amaneciendo
Está ordeñando la vaca
Ya preparó su puchero.

Adentro de la cocina
El mate siempre ensillado
Con una pava grandota
Y la viejita cebando.

Cuando ya amanece el sol
Se ve a los dos trabajando
La viejita con las flores
Y el viejito con su arado.

Hay mucho de gran amor
Mucho de la mano de Dios
50 años de casado
Y nuca ni un sí ni un no.

Caminito de ladrillos
Que llegan hasta la tranquera
Difícil que no dejen entrar
Alguno que la golpea.

En el aire hay un perfume
De sedrón y yerba buena
Tomillo, poleo menta
Y también a madreselva.

Ya llegado el día domingo
El viejo está atando el sulqui
Van a ver a los nietitos
Y también a sus pichones.

Y le llevan mermeladas
Y también el pan casero
Pullóveres y escarpines
Que la viejita los ha hecho.

Y va terminado el día
Y van pegando la vuelta
Los perros marchan detrás
Y ya abren la tranquera.

Y ya prenden la cocina
Y preparan la comida
Con verdura de la quinta
Y la carne de ese día.

Antes de comer rezan
Dándole gracias a Dios
Y se toman de las manos
Como dándose calor.

Las arrugas que se palpan
Son arrugas del amor
Toda la vida muy juntos
Toda paciencia y dolor.

La vida del emigrante
Que sueña con su teraño
Cuando llegan a la América
Donde viven es un orgullo.

Ellos empiezan de la nada
Son un barco de ilusión
Y ponen todas sus fuerzas
Y mucho su corazón.

No temen al sacrificio
Y dejan su juventud
Igualito que el hornero
Están llenos de virtud.

Y cuando cierra la noche
Comieron su churrasquito
Y mirando las estrellas
Se toman dos matecitos.

El viejito está contento
Agarró su mandolina
Y tocó una tarantela
Y la viejita lo mira.

Y le brillan ya sus ojos
Y se acuerda de su Italia
Cuando él la conoció
Y cuando ella lo amaba.

Quisieran irse juntitos
Cuando los llame el Señor
Con una fosa muy grande
Juntos al mismo cajón.

Y cuando lleguen los hijos
A traerles una flor
Corten flores de su rancho
Así descansan mejor.

Estos son dos emigrantes
Que en algún tiempo existieron
A la Argentina le dieron
El sudor, también la sangre.






 Poetiza Rosa García

En homenaje a todos los inmigrantes que vinieron a Argentina en busca de un futuro mejor.





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